Tener sed de otras tierras
mientras ato mis raíces a tus pasos.
Enredando en las costuras del tiempo
alguna nota desafinada
perdida entre un atardecer morado
y las vueltas de tuerca
del primer café de la mañana.
Se aleja mi alma azul, extraviada
a medio camino de un llanto absurdo y frío.
Tus huellas, perfectamente alineadas
con el horizonte en calma
se pasean entre las arrugas de mis sábanas
y nos abandonamos a una naturaleza ficticia
que más se parece al asfalto
que a los mares que aún nos quedan por surcar.
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