tardes frías de mayo
Era poético ver desde arriba mi falda a
parches ondear con el aire que azota algunas tardes de mayo. Aquel lunes
lorenzo venía conmigo pero lo notaba ausente, pues sentía un extraño
frío gélido en la nuca, merodeando entre mi moño y las orejas.
A mi alrededor todo era primavera,no había duda,mas en mi estómago y mi
cabeza se podía sentir el más crudo de los inviernos. Solo por esta
tarde me prometí mientras arrastraba los pasos y buscaba algún gesto
cómplice en el horizonte, en el viento que bailaba el agua a las espigas
que por aquel momento empezaban a amarillear. Un cielo cubierto de
lineas rectas paralelas a los cables de luz parecía indicarme la
dirección de un camino que hacía tiempo había perdido
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