miércoles, 20 de octubre de 2010

en esta jungla de animales que juegan a ser hombres

Veamos, camaradas: ¿Cuál es la realidad de esta vida nuestra? Encarémonos a ella: nuestras vidas son miserables, laboriosas y cortas. Nacemos, nos suministran la comida necesaria para mantenernos y aquellos de nosotros capaces de trabajar nos obligan a hacerlo hasta el último átomo de nuestras fuerzas; y en el preciso instante en que ya no servimos, nos matan con una crueldad espantosa.[…]. La vida de un animal es sólo miseria y esclavitud; ésta es la pura verdad.
Pero, ¿forma esto parte, realmente, del orden de la naturaleza? […]No, camaradas; mil veces no.
[…]
El hombre es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales. Los hace trabajar, les da el mínimo necesario para mantenerlos y lo demás lo guarda para él.
[…]
¿No os resulta entonces de una claridad meridiana, camaradas, que todos los males de nuestras vidas provienen de la tiranía de los seres humanos? Eliminad tan solo al Hombre y el producto de nuestro trabajo nos pertenecerá. Casi de la noche a la mañana nos volveríamos ricos y libres. Entonces, ¿qué es lo que debemos hacer? ¡Trabajar noche y día, con cuerpo y alma, para destruir a la raza humana! Ese es mi mensaje, camaradas: ¡REBELIÓN! […]

“Rebelión en la granja”.- George Orwell.

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